~Pequeña pelea con Sofía~
NARRA SANDRA
Bela me estiró y me llevo fuera, miré hacía atrás: Alex y Nora nos miraron con cara rara. Mientras tanto llegamos a un callejón y Bela sacó un paquete de tabaco de su bolso, encendió uno y suspiro mientras se llevaba la colilla del cigarro a la boca.
Yo: ¿Que haces? -tuve ganas de quitarle el cigarro y partirlo en dos.-
Bela: ¿Todavía no entiendes porque fumo Sandra? -me dijo mientras sus ojos se volvían llorosos. Seguía fumando mientras que yo pensaba que le diría.-
Yo: ¿Fumas porque te gusta, no? -contesté esperando que eso fuera cierto.-
Bela: Te equivocas, esto es una mierda; me sabe mal. Pero me tranquiliza y hace que no me preocupe tanto por los problemas. -la miré asombrada, tal vez ahora pensaría que no la conozco de verdad . . .-
Se me ocurrió la estúpida idea de quitarle el cigarro y darle unas cuantas caladas, aunque yo ya lo hubiera dejado hace tiempo. Pero una amiga es una amiga y Bela estaba perdida.
NARRA BELA
Estiré mi brazo hasta dejarlo a la altura de mi cintura y Sandra me quitó el cigarro. Cerró los ojos y le dio una calada; llevaba mucho sin fumar, no entendía porque justamente ahora volvió a hacerlo.
Yo: ¿Que estas haciendo? -dije preocupada mientras sacaba el humo de su boca.-
Sandra: Lo mismo que tú, haber si así se me van las cosas de la cabeza.
Yo: Eso no es bueno, Sandra. Devuélveme el cigarro ahora mismo. Tu no lo necesitas.
Sandra: Tu tampoco lo necesitas y mírate. Dijiste que al menos lo intentarías por Niall.
Yo: Sí que lo necesito, me relaja mucho, ¿vale? Y ya lo he intentado por Niall, ¡pero es que joder!
Sandra: Vamos a tu casa, son las 20:47. Vamos a pedirles a tus padres si están que te quedes a mi casa a dormir. -me dijo mientras tiraba lo que quedaba de cigarro al suelo.-
Se dirigió por el camino por donde se llega a mi casa y yo no tuve más remedio que seguirla. Nos encontramos con una fuente y me paré a beber para que el olor a tabaco se disimulara un poco. Continuamos andando hasta llegar a la entrada de mi casa, el coche de mi madre estaba aparcado en frente, ya había llegado de trabajar. Sandra tocó el timbre y esperamos un poco. Mi madre abrió la puerta y sorprendida nos miró de arriba a abajo.
Sofía: Hola chicas, ¿íbais a cenar en tu casa, no Sandra? Es lo que me ha dicho tu padre Bela.
Sandra: No si ya, dentro de poco tendremos que ir a mi casa, pero queríamos preguntarte algo.
Sofía miró con mala cara a su hija, tal vez pensaría que habíamos armado alguna, nunca a confiado en Bela a pesar de que sacara buenas notas, fuera responsable y no se metiera en líos.
Su madre de pronto comenzó a oler el aire como si fuera un perro y enfadada dijo:
Sofía: Bela, huele a tabaco, ¿no habrás fumado nada, verdad? -le dijo para intimidarla.-
Yo: Esto, yo . . . -empecé a mirar al suelo por que no tenía nada que decir, y de pronto Sandra comenzó hablar.-
Sandra: Ahhhhhh, claro. No se preocupe, es que yo fumo.
Sofía: ¿Y desde cuando? Porque eso no lo sabía y Bela nunca me ha dicho nada . . .
Sandra: Tampoco le tiene que contar su hija a usted que amigas suyas fuman y quienes no porque ya tenemos 18 años.
No me lo podía creer, alguien que le había hecho frente a mi madre, se pondrá como una furia, nunca le ha caído bien Sandra porque alguna vez se ha metido en algún pequeño lío, pero nada grave.
Sofía: Vamos a ver, tenéis 18, si. Pero seguís siendo unas mocosas y tu madre debería controlarte más porque eres una chabala que siempre nada metida en movidas.
Sandra: AJAJAJA, o no. Porque para empezar mi madre me educa de PUTA MADRE, y aunque sea una grosería como tu crees, me da lo mismo. ¿Que pasa, que por fumar ya soy una tía sin remedio? Pues no señora, porque le recuerdo que ya tengo 18 años, legalmente puedo drogarme si quiero, ¿y que si lo hago? Tu hija Isabela no se arrastra por esas cosas, sabe lo que está bien y lo que está mal y nunca fumaría para hacerse la guay o porque el resto de la pandilla no haga.
Sofía: ¡Eres una maleducada! ¡Vamos Bela, tu te vienes ahora mismo conmigo!
Yo: No. No me voy contigo mamá, hasta que no confíes en mi no. Y deja en paz ya ami amiga, ¿vale? Que ella es muy importante para mí y no te voy a permitir que le digas esas cosas, porque en ningún momento te ha faltado el respeto.
Mi madre se quedó un rato mirándonos y con los ojos llorosos, estaba a punto de estallar, así que no se porque la abracé; sentía que tenía que hacerlo. Me dio dos besos y me dijo al oído que lo sentía que era cierto que tal vez se había pasado, las palabras de Sandra le hicieron reflexionar.
Mientras Sandra estaba mirándonos, sonreía sin parar, parecía aliviada.
Sofía: Lo siento mucho cielo, enserio, de verdad. Sé que eres mayor y eres una buena chica, pero tengo miedo de que te vuelvas una chica pasota y . . .
Yo: ¿Confías en mi? -la corté-
Sofía: Por supuesto que sí cielo- y me abrazó. Después fue a donde Sandra y le pidió disculpas.-
Me sentía tan bien en ese momento, no me lo pude creer, era como una liberación, Dios.
Yo: Mamá, veníamos a preguntarte si me puedo quedar en casa de Sandra a dormir este finde.
Sofía: Si su madre os deja claro que sí. Pero ya sabes, estudia y haz lo que tengas que hacer. Bueno me callo que me enrollo, pasároslo bien, que sois jóvenes.-
Yo: Muchas gracias mamá, no te preocupes, ¡te llamaré, adiós un beso!
Nos alejamos contentas y mientra corríamos para ir a casa, porque eran las 20:58 ya, Sandra sacó unas cuantas fotos por el camino para el "trabajo de ciencias".
Se dirigió por el camino por donde se llega a mi casa y yo no tuve más remedio que seguirla. Nos encontramos con una fuente y me paré a beber para que el olor a tabaco se disimulara un poco. Continuamos andando hasta llegar a la entrada de mi casa, el coche de mi madre estaba aparcado en frente, ya había llegado de trabajar. Sandra tocó el timbre y esperamos un poco. Mi madre abrió la puerta y sorprendida nos miró de arriba a abajo.
Sofía: Hola chicas, ¿íbais a cenar en tu casa, no Sandra? Es lo que me ha dicho tu padre Bela.
Sandra: No si ya, dentro de poco tendremos que ir a mi casa, pero queríamos preguntarte algo.
Sofía miró con mala cara a su hija, tal vez pensaría que habíamos armado alguna, nunca a confiado en Bela a pesar de que sacara buenas notas, fuera responsable y no se metiera en líos.
Su madre de pronto comenzó a oler el aire como si fuera un perro y enfadada dijo:
Sofía: Bela, huele a tabaco, ¿no habrás fumado nada, verdad? -le dijo para intimidarla.-
Yo: Esto, yo . . . -empecé a mirar al suelo por que no tenía nada que decir, y de pronto Sandra comenzó hablar.-
Sandra: Ahhhhhh, claro. No se preocupe, es que yo fumo.
Sofía: ¿Y desde cuando? Porque eso no lo sabía y Bela nunca me ha dicho nada . . .
Sandra: Tampoco le tiene que contar su hija a usted que amigas suyas fuman y quienes no porque ya tenemos 18 años.
No me lo podía creer, alguien que le había hecho frente a mi madre, se pondrá como una furia, nunca le ha caído bien Sandra porque alguna vez se ha metido en algún pequeño lío, pero nada grave.
Sofía: Vamos a ver, tenéis 18, si. Pero seguís siendo unas mocosas y tu madre debería controlarte más porque eres una chabala que siempre nada metida en movidas.
Sandra: AJAJAJA, o no. Porque para empezar mi madre me educa de PUTA MADRE, y aunque sea una grosería como tu crees, me da lo mismo. ¿Que pasa, que por fumar ya soy una tía sin remedio? Pues no señora, porque le recuerdo que ya tengo 18 años, legalmente puedo drogarme si quiero, ¿y que si lo hago? Tu hija Isabela no se arrastra por esas cosas, sabe lo que está bien y lo que está mal y nunca fumaría para hacerse la guay o porque el resto de la pandilla no haga.
Sofía: ¡Eres una maleducada! ¡Vamos Bela, tu te vienes ahora mismo conmigo!
Yo: No. No me voy contigo mamá, hasta que no confíes en mi no. Y deja en paz ya ami amiga, ¿vale? Que ella es muy importante para mí y no te voy a permitir que le digas esas cosas, porque en ningún momento te ha faltado el respeto.
Mi madre se quedó un rato mirándonos y con los ojos llorosos, estaba a punto de estallar, así que no se porque la abracé; sentía que tenía que hacerlo. Me dio dos besos y me dijo al oído que lo sentía que era cierto que tal vez se había pasado, las palabras de Sandra le hicieron reflexionar.
Mientras Sandra estaba mirándonos, sonreía sin parar, parecía aliviada.
Sofía: Lo siento mucho cielo, enserio, de verdad. Sé que eres mayor y eres una buena chica, pero tengo miedo de que te vuelvas una chica pasota y . . .
Yo: ¿Confías en mi? -la corté-
Sofía: Por supuesto que sí cielo- y me abrazó. Después fue a donde Sandra y le pidió disculpas.-
Me sentía tan bien en ese momento, no me lo pude creer, era como una liberación, Dios.
Yo: Mamá, veníamos a preguntarte si me puedo quedar en casa de Sandra a dormir este finde.
Sofía: Si su madre os deja claro que sí. Pero ya sabes, estudia y haz lo que tengas que hacer. Bueno me callo que me enrollo, pasároslo bien, que sois jóvenes.-
Yo: Muchas gracias mamá, no te preocupes, ¡te llamaré, adiós un beso!
Nos alejamos contentas y mientra corríamos para ir a casa, porque eran las 20:58 ya, Sandra sacó unas cuantas fotos por el camino para el "trabajo de ciencias".

No hay comentarios:
Publicar un comentario