~De vuelta al pasado~
Como bien dije primero hay que saber mi pasado para seguir con el hilo de la historia, así que prestad atención a como conocí a One Direction:
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Eran las 16:00, acababa de llegar a casa del instituto. Subí las escaleras con la mochila acuestas llena de libros, en especial llevaba 3, para estudiar Ciencias, Sociales y Lengua. Me quité la mochila de la espalda suspirando y aliviada: el suspiro por todo en general, y estaba aliviada por sentirme menos pesada. A continuación recogí la ropa que tenía encima de la cama desde la mañana, esa ropa que coges para probártela pero por alguna estúpida razón dejas la ahí porque no te gusta como te queda o simplemente porque no te apetece.
Cuando acabe de ordenar la ropa, me tumbé en la cama sin ganas de nada, quería cerrar los ojos y descansar; había sido un día duro, pero no me podía quedar ahí vageando. Tenía muchas cosas que hacer: hacer los deberes, estudiar, merendar . . .
Lo primero que se me ocurrió fue sacar los libros de la mochila para comenzar a hacer la tarea (algo muy extraño, ese tipo de cosas no salen de mi así porque sí).
Busque mi estuche y cuando lo tuve en mis manos baje al piso de abajo como si no me quedara energía. Abrí la puerta de "el cuarto del ordenador", encendí la luz y puse todo el material sobre la mesa. 
Miré a mi izquierda y vi un cojín grisacio con un montón de pelillos; lo pille y lo puse en el respaldo de la silla. -tenía un problema de espalda, por eso si no tenía cojines en las sillas o sofás me dolía la parte lumbar, como a los cuarentones . . . -
Me senté sin ganas sobre la silla, dejándome caer, sabiendo que la silla estaba ahí y no me podía caer. Abrí los libros y saqué 3 bolis, una regla y un tipex del estuche.
Tardé unos 20 minutos en terminar lo de Inglés, sólo eso; me quedaban 40 mil cosas más por hacer, pero ya eran las 16:20, en 10 minutos llegaría una visita a casa . . .
Los últimos 10 minutos que me quedaban de "paz" los pasé en tuenti, muy poco tiempo, pero me sirvió justo para las notificaciones que tenía, poquísimas.
Me desconecté, deje el ordenador intacto y guarde todo en la mochila. Escuché como mi madre se levantaba de su siesta, bostezando como un león hambriento . . . 
Me dijo si había acabado los deberes y demás, así que tuve que contestarle que todavía me faltaban cosas para hacer; dijo que muy bien y me recordó que dentro de poco vendría la visita a casa.

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