sábado, noviembre 3

Capítulo 32

~El significado de los sueños~


NARRA NADIA
Marta: Ah, pues una muy maja que me he encontrado.
Yo: Joe, eso ya lo sabía. Pero cuéntame más, que me aburro. Prefiero escucharte a ti antes que a Marga, jaja.
Marta:  -Soltó una pequeña risita- Bueno pues me la encontré mientras andaba perdida por el aeropuerto, se llama Anne y parece más mayor que nosotras.
Yo: ¿Es de aquí?
Marta: Sí, pero nació en España. Al parecer vive aquí y estaba en el aeropuerto porque tenía que comprar un billete de avión para viajar a ver a su familia.
Yo: Osea que, se conoce bastante el aeropuerto.
Marta: Sí, de tantas veces que ha ido y tal.
Yo: Joe, a mi eso me marearía mucho... 
Marta: A mí también jaja.
Marga: Si no os calláis, os bajáis, ¿esta claro? Que lleváis un buen rato hablando y no me estáis escuchando.
Yo: Perdón Marga, ya nos callamos.
Marga: Bien...
Marta: Vieja choca, jaja. -se sinceró después de que se alejara-
Yo: Jajaja. ¿Crees que te volverás a encontrar con esa chica? -dije, esta vez susurrando.-
Marta: No sé... Si el destino me la ha puesto hoy en el aeropuerto, volveré a verla si tiene que formar parte de mi vida, ¿no? -contestó como si fuera una filósofa-.
Yo: Vaya, tienes toda la razón. -Y nos quedamos mirando por la ventana-.

NARRA BELA


El viaje se me hacía más largo de lo que pensaba y como Sandra estaba con el iPod yo me aburría. Así que decidí cerrar los ojos e intentar descansar un poco; los ojos se me iban cerrando conforme me metía en la cabeza la idea de dormir y lentamente cerré los ojos, hasta ver todo en un negro tan oscuro como el alma de una persona totalmente infeliz.

De repente me encontré en un parque lleno de grandes árboles con tonos verdes muy vivos, me pareció estar perdida y con un bote de Nutella en la mano. No había nadie, estaba desolado y de repente oigo unas campanadas, me giró al momento y veo el Big Ben, marcando las 12 en punto... Todo es muy raro, pero aún así me pongo a caminar y cuanto más avanzo, una niebla espesa me rodea y cada vez me es más difícil de ver por donde voy; así que me paro. Veo que ya no tengo el bote de Nutella conmigo, no le doy importancia y me giró para ver por que camino hay menos niebla... No veo nada más que un banco a mi derecha y me siento en el.

De repente no sé porque motivo escucho unos ladridos muy extraños y al momento un montón de palomas vuelan hacía el camino por donde venía... Pasaron por mi cara, tan cerca que podrían haberme echo daño... De nuevo esos ladridos tan raros, miro a un lado y hacía otro, pero no veo nada; hasta que me parece diferenciar con exactitud unos pasos, de algo, de alguien... ¡Y pumba! Un cachorro se sube al banco conmigo y empieza a lamerme toda la cara. Yo estaba muy feliz en ese momento y sin avisar una persona vino en busca de su mascota. Dios, no podía creerlo, esa persona era...

Bela, Bela, Bela, Bela, ¡despierta joder!

Yo: ¿Eh? -estaba medio dormida, me froté los ojos- Ahhhh, tengo sueño...
Sandra: Que ya hemos llegado, ¡venga espabila que si Marga te ve te mata! Después de todo lo que ha estado cascando... -contó con cara de aburrimiento-
Marga: Venga chicos, bajad y coged vuestras cosas. ¿Algún problema señoritas?

Nos medio reímos, ese "señoritas" nos recordó a Liam de una forma tan tierna... Pero claro era Marga, mierda.

Sandra: No, que va, ninguno. -contestó con apariencia de no-he-roto-un-plato-en-mi-vida- Salgamos de aquí Bela.

NARRA SANDRA

Dios, ya estábamos en nuestro querido Londres, bueno, no somos de aquí pero como si lo fuéramos. Nada más bajar del bus no podía esperar a llegar a los apartamentos. Se formó un pelotón en la parte baja del gran maletero, así lo llamo yo, maletero. Me faltó aire para respirar mientras intentaba coger mis maletas y eso que los profesores nos decían: ¡De uno en uno, que no sois australopithecus!
Por suerte acabamos pronto y fuimos directos; maaaaaaaaaaaaadre mía... Miraba hacía arriba y me faltaba cuello para contemplar mejor el edificio; ¿esos eran nuestros apartamentos? Menuda cara se me quedó.
Diego no paraba de vigilarnos, para ver si no nos perdíamos, como los niños pequeños... Que ansia tenía por entrar, todo era tan diferente de España... Las calles, la gente, el aire... 

¡Ouch! Miré hacía atrás, Bela me pisó el tobillo, muy normal en ella...

Yo: Me has echo daño eh.
Bela: No importa, lo he echo a posta, tengo que contarte una cosa.
Yo: ¿Osea que te importa un carajo si estoy bien? Vale, vale. ¿Una cosa mala?
Bela: Claro que me importas, pero no ahora jajaja. Extraña, más bien.
Yo: Bueno... Te estas pasando. ¡¿No me digas que es otro de tus sueños?!
Bela: Sí... hacía mucho que no soñaba nada, y menos cosas así.
Yo: Eso iba a decirte... ¿Cuando nos instalemos me cuentas, va?
Bela: Va. 

Ahora no paro de pensar en mi sueño, en el... En Niall...